Se convirtió en uno de los casos que mayor repercusión tuvo durante las primeras semanas en la que el COVID-19 llegaba a la región. Polémica, contagios y la intervención de la Justicia uruguaya.
Todo comenzó el 14 de marzo, cuando Uruguay confirmó
los primeros 4 casos de coronavirus en el país. Uno de ellos era la diseñadora Carmela Hontou, quien había regresado desde España,
luego de no haber podido ingresar a Italia.
Sin embargo, el caso cobró
popularidad cuando se supo que dicha empresaria, que llegó de Europa el 7 de
marzo, asistió a un multitudinario casamiento en la zona de Carrasco (en Montevideo, Uruguay).
Después de la fiesta, las autoridades sanitarias comprobaron que más de veinte de los 500 invitados tenían síntomas compatibles con el virus COVID-19.
El caso llegó a la Justicia y se realizó una
investigación llevada adelante por el fiscal Alejandro
Machado, quien determinó que no existen elementos probatorios
suficientes para llevar a la mujer ante la Justicia. A raíz del análisis del caso, la Fiscalía logró
probar que el día que Hontou -de 57 años- asistió a la celebración de la
boda todavía no
regían las medidas preventivas que el Poder Ejecutivo decretaría una semana más tarde.
El fiscal Alejandro Machado advirtió que las
medidas de confinamiento por el avance del coronavirus en Uruguay no habían
sido implementadas cuando Carmela Hontou asistió a una fiesta de casamiento en
Carrasco, Montevideo. "No hubo violación a las disposiciones sanitarias ni delito de desacato, por lo cual Hontou
no es pasible de ser juzgada en el ámbito penal", explicó Machado, quien
admitió que la conducta de la creadora de moda podría ser cuestionable
desde una perspectiva ética.
La investigación
avanzó desde el momento que la administradora del edificio del barrio
montevideano de Buceo donde reside Hontou llamó a la Policía para denunciar que
la diseñadora -que cumplía allí una cuarentena de 14 días- era visitada
diariamente por sus dos hijos, que afrontaban el riesgo de contagiarse de ser
alcanzados por la pandemia.
Hontou también fue acusada de interrumpir varias veces su
confinamiento obligatorio, pero quedó demostrado que solamente salió dos veces
de su casa, autorizada por los médicos que la atendían, para que una ambulancia
la llevara en silla de ruedas hasta el Hospital Británico, donde fue tratada
por descompensaciones.
Sin embargo, el caso cobró
popularidad cuando se supo que dicha empresaria, que llegó de Europa el 7 de
marzo, asistió a un multitudinario casamiento en la zona de Carrasco (en Montevideo, Uruguay).
Después de la fiesta, las autoridades sanitarias comprobaron que más de veinte de los 500 invitados tenían síntomas compatibles con el virus COVID-19.
El caso llegó a la Justicia y se realizó una
investigación llevada adelante por el fiscal Alejandro
Machado, quien determinó que no existen elementos probatorios
suficientes para llevar a la mujer ante la Justicia. A raíz del análisis del caso, la Fiscalía logró
probar que el día que Hontou -de 57 años- asistió a la celebración de la
boda todavía no
regían las medidas preventivas que el Poder Ejecutivo decretaría una semana más tarde.
El fiscal Alejandro Machado advirtió que las
medidas de confinamiento por el avance del coronavirus en Uruguay no habían
sido implementadas cuando Carmela Hontou asistió a una fiesta de casamiento en
Carrasco, Montevideo. "No hubo violación a las disposiciones sanitarias ni delito de desacato, por lo cual Hontou
no es pasible de ser juzgada en el ámbito penal", explicó Machado, quien
admitió que la conducta de la creadora de moda podría ser cuestionable
desde una perspectiva ética.
La investigación avanzó desde el momento que la administradora del edificio del barrio montevideano de Buceo donde reside Hontou llamó a la Policía para denunciar que la diseñadora -que cumplía allí una cuarentena de 14 días- era visitada diariamente por sus dos hijos, que afrontaban el riesgo de contagiarse de ser alcanzados por la pandemia.
Hontou también fue acusada de interrumpir varias veces su confinamiento obligatorio, pero quedó demostrado que solamente salió dos veces de su casa, autorizada por los médicos que la atendían, para que una ambulancia la llevara en silla de ruedas hasta el Hospital Británico, donde fue tratada por descompensaciones.
La investigación avanzó desde el momento que la administradora del edificio del barrio montevideano de Buceo donde reside Hontou llamó a la Policía para denunciar que la diseñadora -que cumplía allí una cuarentena de 14 días- era visitada diariamente por sus dos hijos, que afrontaban el riesgo de contagiarse de ser alcanzados por la pandemia.
Hontou también fue acusada de interrumpir varias veces su confinamiento obligatorio, pero quedó demostrado que solamente salió dos veces de su casa, autorizada por los médicos que la atendían, para que una ambulancia la llevara en silla de ruedas hasta el Hospital Británico, donde fue tratada por descompensaciones.
FUENTE ORIGINAL: CLARÍN
FOTOGRAFÍA: RADIO URUGUAY