El riverense fue rescatado por la Policía Federal y el Ministerio de Trabajo de Brasil.
En principio, habían sido contratados para trabajar en la cosecha de manzanas, mediante falsas promesas en materia de pago, alimentación y vivienda. Las víctimas encontraron una realidad totalmente contraria, pues fueron alojados en pésimas condiciones de seguridad, salud e higiene.
El alojamiento de las cinco personas estaba escondido en el fondo de una cámara frigorífica y estaba oculta por una puerta metálica, donde tenían instrucciones de huir y esconderse en caso de alguna inspección.
El contratador fue detenido por delitos de "reducción a la condición análoga a la de esclavo y trata de personas" y el ministerio de Trabajo se hará cargo de los costos de regreso de las víctimas a sus hogares.