Hoy se cumplen cinco años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como una pandemia global.
Un repaso por la crisis sanitaria
Desde su irrupción, el COVID-19 infectó a más de 700 millones de personas y causó la muerte de más de 7 millones a nivel mundial, según cifras oficiales. Aunque las campañas de vacunación masiva lograron frenar el impacto del virus, nuevas variantes y rebrotes marcaron el camino de la recuperación.
El sistema de salud de muchos países colapsó en los momentos más críticos, y la pandemia puso en evidencia desigualdades en el acceso a la atención médica. Sin embargo, también impulsó avances científicos sin precedentes, como la tecnología de vacunas de ARNm, que luego se aplicó a otras enfermedades.
Impacto económico y social
El mundo vivió una de las crisis económicas más graves en décadas. Empresas cerraron, el desempleo se disparó y la inflación golpeó a muchas economías. No obstante, el teletrabajo, el comercio digital y la automatización aceleraron su crecimiento como consecuencia directa de la pandemia.
En el plano social, el confinamiento y el aislamiento generaron efectos en la salud mental de la población. Ansiedad, depresión y otros trastornos aumentaron drásticamente, obligando a gobiernos e instituciones a priorizar el bienestar psicológico.
Lecciones aprendidas y desafíos futuros
A cinco años de aquel fatídico anuncio de la OMS, el mundo ha cambiado. Se reforzaron los sistemas de salud, se mejoraron los mecanismos de respuesta ante pandemias y la ciencia demostró su capacidad de adaptación. Sin embargo, las secuelas del COVID-19 aún se sienten, y el reto sigue siendo construir sociedades más resilientes para enfrentar futuras crisis sanitarias.
El COVID-19 dejó cicatrices profundas, pero también enseñanzas que marcarán el futuro de la humanidad. Hoy, el mundo recuerda a quienes perdieron la vida, agradece a los trabajadores esenciales y reflexiona sobre cómo seguir adelante en un mundo que nunca volvió a ser el mismo.
Félix Eduardo Cañizalez